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Sábado de frío y lluvia en Madrid para recibir en la sala Penélope la única visita de los irlandeses Primordial
en la península, quienes serían cabezas de cartel la noche anterior en
el festival portugués “Under the doom” realizado en el RCA Club de
Lisboa.
A las 20:00 de la noche, aún con la sala Penélope desolada y bajo un gran telón con el logo de la banda, salían los locales Frozen Dawn a escena para presentar los temas de su último “Those of the cursed light”, editado en 2004 por X-treem Music. Lo de esta banda es Black/Death melódico
con una carga importante de energía en directo aportada en gran medida
por “Grinder”, guitarra y vocalista de los madrileños, quien soporta el
mayor peso en los directos. A medida que fueron desgranando temas
también de su primer trabajo “The old prophecy of winterland”, Penélope
empezó a adquirir un aspecto digno para la siguiente descarga.
Los barceloneses Foscor,
viejos conocidos por la comunidad extrema madrileña, volvían a la
capital para volver a representar en su totalidad “Those Horrors
Whiter”, obviando cualquier reminiscencia del pasado, algo que todavía, a
día de hoy, echamos de menos. A buen entendedor, pocas palabras bastan,
dicen…
A Fiar
le vimos esta vez mucho mejor vocalmente y más confiado sobre todo en
las voces limpias y eso se notó durante toda la representación. Entre la
penumbra y luces azules, la banda fue desgranando “Those Horrors
Whiter” de principio a fin, apuesta a ciegas de la banda por la que
tanto están luchando y defendiendo a capa y espada, digan lo que digan.
Impecable descarga de black/post/metal que animó y convenció a muchos,
solo había que fijarse en la cantidad de público que se acercó para
hacerse con algo de merchandising al finalizar su actuación.
Con un cuarto de hora de retraso, Primordial
asaltaban la capital, ya con una sala rozando las doscientas personas,
suficientes para encontrar el calor que la banda necesitaba. Sonaba
grabada a modo de introducción la versión del tema “Dark horse on the
wind” original de Liam Weldom grabado por la propia banda para el
recopilatorio “One and all, Together, For One”, que
rendía homenaje a la música tradicional irlandesa en el que también
colaboraron bandas como Kampfar, Winterfylleth o Drudkh, entre otros.
La
atención, como no podía ser de otra manera, la acaparó su vocalista
Alan Nemtheanga, quien no dejó de animar y provocar a las primeras filas
a darlo todo a cada señal suya. Con el ya conocido guerrero grito de
“Are you with us?” La banda dio inicio con “Where greater men have
fallen”, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer tema. No
hay muchas bandas que suenen tan compactas, épicas y arraigadas a su
tierra llevando por bandera su república y su folclore, es por ello que
es toda una experiencia ver a los irlandeses sobre un escenario, que
ganan aún más en vivo respecto al estudio.
El
protagonismo se lo volvieron a llevar “Where greater men have fallen” y
“To the nameless dead”, de los cuales centraron gran parte del
repertorio. A medida que el show iba avanzando, Alan bebía y
bebía más vino a morro de una botella que bajaba a la velocidad de la
luz y que le ayudó a darlo todo más aún si cabía. En el repaso a “To the
nameless dead”, “Traitors gate” sonó más blackmetalera que nunca,
logrando que todo el público cabeceara salvajemente a la vez, mientras
que con la épica “As Rome burns”, los puños en alto fueran los que
sobresalieran por encima de nuestras cabezas y gritando eso de “Sing,
sing, sing to the slaves that Rome burns!”. La banda, con la sobriedad
que le caracteriza encima de un escenario pero con una presencia que a
muchos les gustaría poseer, encaraba la recta final con ese himno como
es “The coffins ships” que puso la piel de gallina con un Alan
totalmente desbocado cual soldado en la Batalla de Kinsale.
La
folclórica “Heathen tribes” y su inicio a lo Running Wild y la esperada
por todos “Empire falls” que supo a poco, puso punto y final a una hora
y media de himnos épicos, y que si hubiera sido por Alan hubieran
seguido, algo que denegaron desde la dirección de Penélope. Así que ni
bises ni nada, descarga de un tirón y a cenar algo con la sensación de
haber vivido un gran concierto de esos que quedan en la memoria durante
años. ¡Larga vida a Primordial!
Texto: Jero García
Fotos: Irene Serrano